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Cuando aún le restaban apenas tres bocanadas de aire decidió apretar intensamente la mano de su marido, tan intensamente como es capaz de apretar una moribunda de 83 años a punto de partir. Él, sintió los cinco dedos en su mano como si una leve pluma se acabara de posar en ella: sentía una especie de cosquilleo que se iba introduciendo piel adentro, sangre adentro, corazón adentro…Cuando el último hálito de vida de ella, supo de verdad, con ese saber que se siente con todo el cuerpo y que no depende de los sentidos, sino que más bien tiene que ver con lo intuitivo, con ese saber que se nos ha dado y que no es capaz de pasar por el tamiz del análisis frío de la razón, supo, decía, que el alma de su esposa había terminado por posarse en su corazón, en ese órgano cuya misión es la de repartir sangre por todos los lugares del cuerpo…en ese órgano que ahora acababa de esparcir el alma de su esposa por cada célula de su achacoso cuerpo. No sintió pena por su partida. No: sabía que permanecía con él mientras él viviese.
Qué maravilla!, me has emocionado Gus, voy a empezar a creer que eso puede ser cierto.
Un abrazo
Precioso Gus, es que ellos siempre quedan en nuestro corazón, mientras vivamos allí seguirán.
Un abrazo
Cuanta vida cabe en una caricia, comunicarse desde la piel es grabar en el alma todas las palabras.
besos
Estremecedor, hermosísimo relato. Me has conmovido…
=)
Impresionante y emotivo a la vez. Nunca se olvida a las personas que han sido tan especiales en nuestras vidas.
Saludos
Ese intenso instante, ese saber que quien se marcha solo es un cuerpo y que la esencia permanece en ti, es tal como lo has contado,
Emotivo y cierto Gus.
Un abrazo.
Es totalmente cierto, Gus. mientras una sóla célula nuestra siga viva, los que nos preceden en el viaje final permanecen con nosotros, mientras una sola neurona piense en ellos, los sentimos vivos, con nosotros, a nuestro alrededor. Hermoso y a la vez triste momento especial ese que nos describe de una forma casi visceral.
Un fuerte abrazo.
Al final me has hecho llorar, con lo mal que me sienta eso… Así llevo yo a mi papi.
Besito, gatito.
Algo de eso es lo que ocurre cuando se pierde a alguien tan cercano. Me gustó mucho la manera en que lo cuentas, mezclando la pura realidad con el sentimiento.
Medio beso.
Muy bonito Gus. Nunca te había leído algo así.
Un abrazo.