La factura vital del nuevo gobierno se había ampliado con multitud de impuestos nuevos. Uno de ellos rezaba que si los aficionados a la selección de fútbol les daba por cantar La Marsellesa cuando el combinado nacional tenía un partido, el cantor debería motu propio aportar a las arcas del Estado 25 €. Había otro que te tenía en cuenta las delegaciones hechas a lo largo del día. Para el primero muchos opcionales por ir al campo y cantar para adentro nuestro himno. Para el segundo, muchos decidimos comer arroz en cantidades ingentes. Digamos que tanto estos dos impuestos como otros muchos los pudimos sortear bien que mal. Pero…pero qué hacer con el impuesto a la inspiración? Acaso debíamos dejar de respirar? Bien es verdad que a la fase de espiración no le endosaron impuesto alguno. Aún así…
Me debatió cómo no pagar este impuesto sin perderme en el camino. Sigo pensando. Quizá pregunte a alguno de mis compatriotas. Solemos ser los inmigrantes de esta Francia acogedora en el pasado gente muy perspicaz.
¡¡Madre mía!! Qué cantidad de temas que se contienen en tan pocas letras. Dejas muchos temas para la reflexión.
Muchas gracias por participar en esta convocatoria parisina…
Un abrazo
Hombre ese impuesto a la inspiración igual nos despertaba un poco más las energías ocultas.
Un abrazo
Que no te escuchen, que a alguno le parecerá una buena fuente de recursos! 🙂
Y es que Francia ya no es lo que era…besos.
Muy satírico este relato tuyo.
Me gusta eso.
Este mundo deja mucho que desear para hacer despertar cualquier tipo de inspiración, y, menos mal que, entre otras cosas, lo vamos sobrellevando con sentido de humor.
Buen texto. Un placer leerte, Juliano.
Abrazo, y feliz día.
Que locura!!..si inspirar y expirar son multados, los orgasmos tendrían tarifa doble?..eso de hacerlo para adentro como el cantar el himno en silencio como que no va bien…
Besososooss feliz finde…
Tal y como dices, parece que la libertad tiene un precio muy alto, bien de golpe o bien a plazos. ¿La inspiración impuestos? Eso sí sería una tragedia… aunque, si lo paras a pensar, ahí están los derechos de autor… pero eso ya es otro cantar… y otro respirar.
Besos enorme.
Acabaremos por tener impuestos incluso al amor, a tanto el beso, a tanto la caricia, y a tanto, tanto, tanto, los acercamientos principales. Puede que acabemos viéndolo y soportándolo..
Un abrazo.
Dilo bajito, para que nadie escuche
Tarde pero aquí estoy
Un beso
No sé si se envió mi comentario
Te decía que lo digas bajito, no vaya a ser que te escuchen
Beso